La Guerra contra Estados Unidos
Las relaciones entre el territorio de México, primero como virreinato español y luego como Estado independiente, y la joven república estadounidense estuvieron llenas de altibajos. Esta serie de intereses cruzados y divergentes provocaron finalmente, en 1846, el inicio de un conflicto abierto entre ambas potencias. La guerra entre Estados Unidos y México no vio enormes campañas militares, como las que se habían sucedido en Europa a comienzos de siglo, pero sus consecuencias marcaron a partir de entonces el destino de los dos países.
La independencia de Texas
En estos años se hizo con el poder el general Antonio López de Santa Anna, quien se rebeló contra el gobierno electo en las urnas. Aprovechando estas intrigas políticas en la capital de la República, los inmigrantes estadounidenses texanos se pusieron en pie de guerra y pidieron que se les concediera la independencia, ya que ellos habían jurado lealtad al gobierno constitucional y no a las nuevas autoridades nacidas del golpe de Estado. Antonio López De Santa Anna México Antonio López de Santa Anna, presidente de la República de México, litografía c. Presidente del país en seis ocasiones, Santa Anna (1794-1876) es una figura capital para entender la historia de México tras la independencia y un personaje complejo con una vasta carrera política y militar. Sin embargo, el Gobierno de México nunca reconoció este tratado y mantuvo el pulso por recuperar Texas, donde las incursiones militares mexicanas continuaron hasta que en diciembre de 1845 el territorio fue incorporado de manera definitiva a Estados Unidos, que alcanzó con ello un objetivo que perseguía desde 1825, cuando envió sendas ofertas a México para su compra que fueron rechazadas de manera tajante. El Álamo Dibujo de las ruinas de la misión de El Álamo en San Antonio, Texas, publicado en 1854 en la revista ilustrada Gleason’s Pictorial Drawing Room Companion. Esta misión española, construida por misioneros católicos en el siglo XVIII con el nombre de Misión San Antonio de Valero, se convertiría en símbolo de la resistencia texana durante la guerra de independencia. Abierto su apetito expansionista, Estados Unidos, imbuido ya por el espíritu de la doctrina del Destino manifiesto, no estaba dispuesto a conformarse solo con Texas. La guerra de México-Estados Unidos había comenzado.Aunque ninguno de los dos contingentes sufrió en exceso, los mexicanos se retiraron del campo de batalla. Al día siguiente, ambos contingentes volvieron a enfrentarse en Resaca de la Palma, donde los estadounidenses volvieron a imponerse a las fuerzas mexicanas. Las bajas en esta ocasión fueron mayores, Taylor lamentó 45 muertos mientras que los mexicanos, cerca de 160. Con este enfrentamiento Taylor expulsó a los mexicanos del territorio en disputa y tomó la ciudad de Matamoros.
En junio, los mexicanos debieron enfrentarse a otro problema. El ejército mexicano estaba poco preparado para la lucha y aunque lograron retrasar la pérdida del territorio, los estadounidenses lograron una victoria tras otra. Su proclama revelaba las intenciones estadounidenses, según dijo él mismo “Izaré la bandera de los Estados Unidos por toda California… En adelante California será parte de los Estados Unidos”
Consecuencias de la Guerra México-Estados Unidos
La ocupación estadounidense de México se alargó nada menos que hasta 1848 y las condiciones para la paz fueron nefastas para el país latinoamericano. Además de abrir una gran brecha en la política mexicana que llevó a un nuevo periodo de inestabilidad, el país debía ceder a Estados Unidos de manera definitiva Alta California, Nuevo México y reconocer de una vez por todas a Texas como parte de este. Por último, es destacable que en aproximadamente una década, ambas naciones se verían envueltas en sendas guerras civiles, la Guerra de Reforma (1858-1861) en México y la Guerra de Secesión (1861-1865) en Estados Unidos.
La ocupación estadounidense de México se alargó nada menos que hasta 1848 y las condiciones para la paz fueron nefastas para el país latinoamericano. Además de abrir una gran brecha en la política mexicana que llevó a un nuevo periodo de inestabilidad, el país debía ceder a Estados Unidos de manera definitiva Alta California, Nuevo México y reconocer de una vez por todas a Texas como parte de este. Por último, es destacable que en aproximadamente una década, ambas naciones se verían envueltas en sendas guerras civiles, la Guerra de Reforma (1858-1861) en México y la Guerra de Secesión (1861-1865) en Estados Unidos.
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